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El trabajo invisible

El trabajo invisible Hoy os voy a hablar del gran acontecimiento del fin de semana. ¿Elecciones, qué elecciones? No, qué va… os quiero hablar del sexto partido de la final de Conferencia entre Miami Heat y Boston Celtics.  Si os gusta el Baloncesto y todavía no lo habéis visto, no os lo podéis perder. Y si no os gusta el Baloncesto, no os lo podéis perder, porque a partir de ahora os va a empezar a gustar. En fin, si tenéis pensado verlo, no debéis seguir leyendo (para evitar el spoiler). El caso es que Miami necesitaba ganar para pasar a la gran final de la NBA y Boston necesitaba ganar para seguir teniendo opciones. Se jugaba en Miami, los Heat iban perdiendo de 10 a falta de 3 minutos y poco a poco fueron remontando hasta llegar a ponerse 1 arriba a falta de 3 segundos. Ahí es donde empieza la secuencia del vídeo que adjunto https://lnkd.in/dUH3t8TW Es brutal lo que puede llegar a pasar en Baloncesto en 3 segundos. Pero más allá de la jugada en sí, me gustaría centrarme en un detall

NO CONSIGO HACER CALLO

Llevamos aquí más de una vida y hemos visto cerrar todo tipo de comercios. Y es duro, porque parafraseando el refrán, cuando los cierres de tus vecinos veas echar... Las pastelerías Columba y Bella Luz, El Brillante, las sucursales del Central Hispano Americano (ya digo que llevamos aquí muchos años), o de La Caixa, cuando solo eran La Caixa. La corsetería del callejón, Atrezzo, la librería de la señora mayor, los ultramarinos de Carlos Díez o la cafetería Bella Luz, referente del barrio. Son tantos... Y no consigo hacer callo. Me duele cada vez que veo caer a un comercio vecino.  Esta vez fue la sucursal de La Caixa. Que dicho así, no parece que tenga mucha solera. Pero es que antes de ser La Caixa, fue Bankia, y antes Cajamadrid. Y mucho antes, La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid. Y siempre ha estado ahí. No creo que haya mucha gente de la que ha vivido 50 años en el Puente de Vallecas que no haya entrado  en esa oficina alguna vez. Y ahora llega un banco "moderno&quo

Reivindicando buenas noticias

A finales de la semana pasada pude leer en las redes sociales dos maravillosas noticias que curiosamente no han tenido ninguna repercusión.  Este verano me comentaba un amigo que siendo universitario, acudió a una charla que impartía José María Carrascal. ¿Te acuerdas? Exactamente, el de las corbatas extravagantes. Me decía que en un momento dado alguien del público le preguntó que por qué en el Telediario nunca se daban noticias alegres. Y la respuesta del periodista fue tajante: "Porque las alegrías no venden".  Y lo triste es que es verdad. Si conseguís ver un rato de cualquier programa sensacionalista de cotilleo, de concursantes aislados o de fútbol, el tono siempre es agrio. Manda el grito, la discusión acalorada, el cabreo e incluso el insulto. Y lo peor es que hay muchísima gente que no es que consiga verlo, es que está enganchada. Y así es como se está gestando la sociedad en la que vivimos.  Es cada vez más habitual ver en determinados lugares a gente reclamando. Yo

The week, the new sunday

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  La sociedad está evolucionando. No me corresponde a mí en este artículo decidir si para bien o para mal, pero lo cierto es que la forma de vida de un ciudadano de cualquier país europeo del s. XIX tiene muy poco que ver con la vida en ese mismo país hoy en día. Un trabajador decimonónico no entendía de fines de semana, ni de vacaciones. No te cuento ya de bajas laborales o de moscosos. Por no irnos muy lejos, en España la jubilación data de 1919. Se la conocía como Retiro Obrero Obligatorio y lo instauró el Conde de Romanones. Aunque según qué fuente consultes, puede aparecer Antonio Maura. Ahora, si eres de los de profundizar, quizá el nombre con el que te debes quedar es el de Josep Maluquer y Salvador, el gran impulsor de la Seguridad Social en España.  Cuál era en aquel entonces la edad de jubilación, te estarás preguntando. Pues bien, la respuesta es 65 años. Y claro, una pregunta lleva a la otra: la esperanza de vida de una persona nacida en 1919, según el INE, era de ¡41 años!

Presentación

Te quiero dar la bienvenida al nuevo blog. Todo partió hace ya muchos años de mi antiguo trabajo. Era una Administración de Loterías. En ella creé unas Peñas con unos amigos. Les mandaba semanalmente la combinación que jugábamos y el resultado de la jornada anterior. Nunca nos  tocaba nada o como mucho 15 ó 20 céntimos. A mí ya me empezaba a dar vergüenza enviarles el mensaje (como si fuera culpa mía) y decidí contarles una historia cada semana para darle un poquito de valor al dinero que “perdían”. Así fue como se fueron almacenando los relatos en el Outlook hasta que alguien me dijo que los tenía que recopilar en un blog. Y eso fue lo que hice. Hasta que aquello terminó:   https://losmailsdelapresilla.blogspot.com/2022/10/fin-de-una-etapa.html?m=1 Ahora seguiré escribiendo por aquí. Pero sin presiones ni obligaciones. Únicamente por el placer de escribir. Para mí es un ejercicio de relajación. Elijo algo que me llame la atención (cualquier tema por absurdo que parezca me puede valer)